Sal al patio, al bosque, al cerro. Cierra tus ojos y presta mucha atención. Más allá del silencio. ¿Puedes oírlas? Son voces. Las voces de los árboles, las hierbas, los hongos. No importa si estás en la selva o en el desierto, ellas están ahí entonando su canto. La base de todo ecosistema, o los acompañantes de la muerta. Escucha la música de sus pétalos, de sus espinas, de sus micelios. También guardan misterios arcanos. Tal vez puedas aprenderlos si escuchas su canto vegetal.