Las plumas son especializaciones en la piel de las aves, cuyas vasta diversidad les ha permitido no solo volar, sino que también regular su temperatura, bucear, protegerse, cortejar, entre varios otros usos. La humanidad también se ha visto fascinada por ellas: las han usado en ropajes y sombreros, para rituales, incluso para escribir. Plumas y tinta vienen desde hace siglos de la mano.
En 1839 es lanzado al mundo el daguerrotipo, y con él, la posibilidad de capturar el tiempo con luz, pero no es sino hasta principios del siglo XX que son publicadas las primeras fotografías de fauna silvestre. A partir de allí quedaría sellada la alianza entre luz y plumas.
Este es mi aporte a esta historia, intentando atrapar la luz que reflejan las plumas de las aves que se tropiezan conmigo en su camino, diluyendo los límites impuestos entre naturaleza y cultura, dejando en tinta -digital, pero tinta al fin y al cabo-, el registro de nuestras aventuras desde el sur del mundo.